Malta, decepcionante isla del Mediterráneo

País miembro de la Unión Europea, Malta es una pequeña isla situada al sur de Italia que decidí visitar en ocasión de mi cumpleaños. Malta tiene mucho por ofrecer, leí en varios sitios de turismo: playas fascinantes, gente amable, sitios maravillosos, comida para chuparse los dedos. No, no es así. No hay varias, sino una sola playa fascinante. La gente no es amable. Los lugares maravillosos son contados y para encontrar buena comida se debe tener mucha suerte. Malta es uno de esos lugares que se pueden visitar una vez en la vida pero que no se querrá visitar de nuevo.

La Valeta

Que quede claro: afortunadamente no tuvimos ningún accidente o inconveniente en Malta. Simplemente esta isla amarilla me pareció una copia barata de Sicilia, isla italiana que en cambio vale muchísimo la pena visitar. Después de haber visto el mar y La Valeta, la capital del país, se puede decir que se ha visto toda la isla pues todos los pueblos son iguales. La excepción se llama Mdina, la vieja capital de Malta.

La entrada a la ciudad de Mdina

Hermosa: esto es Mdina. Pequeña y amurallada, esta joya cuenta con aproximadamente 300 habitantes, vistas espectaculares, calles estrechas y mantenidas a la perfección. Se puede visitar a pie o en carrozas que se alquilan a la entrada de la ciudad. Con mi esposo decidimos pasear en una y nos gustó tanto, que luego la recorrimos también a pie.

Casa en Mdina

Calle en Mdina

Mdina en el fondo

La única playa fascinante que visitamos se llama Laguna Azul y queda en la isla de Comino. Sólo por este lugar volvería a Malta; es bellísima. Y es muy fácil llegar: salen varios barcos todos los días desde la isla de Gozo o Malta y el trayecto es muy corto y placentero. El nombre lo dice todo pues el agua del mar es azul turquesa y se tiene la impresión de haber llegado a las aguas cristalinas del Caribe. No hay palabras. Vean las fotos que capturan la sombra de la belleza de este lugar.

Llegando a la Laguna Azul

 

Vista panorámica de la Laguna Azul

¿Nadamos?

No se necesita llevar nada más que una toalla, sandalias de agua, dinero para comprar el almuerzo (venden de todo: ensaladas, hamburguesas, carne, y cervecitas o gaseosas) y muchas ganas de nadar. Lo único negativo del lugar es que hay muy pocos peces así que no es ideal para hacer snorkel. Del resto, se pueden llevar sombrillas o alquilar una con sillas a la orilla del mar, como hicimos nosotros.

Otra playa interesante por su arena roja es Ramla. Queda en la isla de Gozo, donde estuvimos hospedados. Debo decir que esta isla es bastante tranquila y por lo tanto ideal para los que buscan paz.

Playa de Ramla

Aquí el mar es menos tranquilo y en la arena se encuentran varias piedras y conchas. Pero se puede nadar y tomar el sol en total soledad (así lo era en septiembre).

En Gozo también recomiendo visitar la ciudad de Victoria o Rabat, la capital de la isla. Lo más importante es visitar La Ciudadela. Aquí en el museo Natural se encuentran fragmentos de roca lunar que los Estados Unidos regalaron a Malta. Del resto, la catedral, callecitas y vistas son muy bonitas.

Catedral en La Ciudadela

La Ciudadela

Vista panorámica de Gozo

Fragmentos de roca lunar

De la comida y los malteses hay poco que decir. Lastimosamente la gente deja una muy mala impresión: poca amabilidad, mucha soberbia. La comida es buena sólo cuando materialmente se muere de hambre. El mejor ingrediente en Malta es precisamente el hambre. Los platos principales dejan mucho que desear. El acompañamiento es casi siempre bueno: papas al horno y verduras al vapor, y en grandes cantidades. No recuerdo alguna comida sin esto.

Típico acompañamiento

¿Decepcionante? Tal vez no del todo. Malta es una pequeña isla en el Mediterráneo que a pesar de divertir no entra en el corazón. Serán los malteses, será la comida, será que las tres islas principales son iguales, serán los mismos colores tristes en todos lados…che barba che noia. Hasta la vista, Malta.

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